Si hay alguna bebida que ha sido objeto de estudio y que ha servido de inspiración a lo largo de la historia de la humanidad, esa ha sido el vino. Y es que la profunda relación de esta bebida con la alegría y el placer ha dado lugar a constantes investigaciones sobre sus virtudes, descubriéndose, poco a poco, componentes tan interesantes como las vitaminas del vino, presentes tras todo el proceso vinícola.
A continuación explicamos el papel que juega el vino como alimento y cuáles son las principales vitaminas que puedes encontrar en él.
[pswp_products ids=»1999,1996,2013″]¿El vino tinto tiene vitaminas?
La elaboración del vino se compone de distintas etapas que tienen como objetivo obtener un producto de excelente calidad. Durante este proceso, las vitaminas presentes en el mosto o zumo de uva pueden verse afectadas a partir de las reacciones químicas que se dan durante la vinificación. Este es el caso, por ejemplo, de la vitamina C, altamente sensible a la oxidación al entrar en contacto con el aire. En cambio, en casos más particulares, determinadas vitaminas del vino tinto pueden sufrir el efecto contrario.
Qué vitaminas tiene el vino tinto
El vino tiene su origen en la uva –en este post te contábamos todas sus propiedades-, y si bien el proceso de elaboración del vino altera los nutrientes disponibles en relación con la fruta de origen, es posible apreciar no solo ciertas cantidades de vitaminas, sino otros componentes nutricionales.
Vitamina C, también conocida como ácido ascórbico
Durante la elaboración del vino, esta vitamina es fundamental para la obtención tan característica del aroma y el color de esta bebida. Debido a su rápida oxidación en contacto con el aire, la vitamina C desaparece en las primeras aireaciones del mosto, de modo que está permitida la adición de ácido ascórbico siempre y cuando sea inferior a 0,15 gramos por litro.
Entre los beneficios de la vitamina C más destacados para la salud se encuentra su poder antioxidante —es decir, ayuda a prevenir el rápido envejecimiento celular—, su capacidad para favorecer la absorción del hierro y facilitar la reparación de los tejidos del cuerpo.
Vitamina B1 o tiamina
Esta vitamina del grupo B resulta imprescindible en el proceso de transformación del mosto a vino, prolongando la actividad y el aumento de las levaduras, tan necesarias durante la fermentación. Si bien esta vitamina desaparece casi por completo en este último paso, podemos encontrarla en el vino en una cantidad de 0,05 gramos por litro.
En el cuerpo humano es de vital importancia, pues participa en el buen funcionamiento del sistema nervioso, el cardiovascular y el muscular. Por otro lado, es crucial para el desarrollo y la actividad de las células.
Vitamina B2 o riboflavina
Durante el proceso de elaboración del vino, la presencia de vitamina B2 se multiplica en comparación con la cantidad inicial del mosto en el caso de los vinos blancos.
La riboflavina colabora en los procesos de respiración celular, mejora el estado de la piel, las uñas y el cabello y también colabora en la protección del sistema nervioso.
Vitamina B5, el ácido pantoténico
Por último, la vitamina B5, también conocida como ácido pantoténico, participa en el proceso de obtención de energía a partir de los alimentos, es decir, nos ayuda a rendir todo cuanto necesitamos. Así mismo, destaca también su papel en el proceso de regulación hormonal y en la producción de colesterol “bueno”.
La cantidad de ácido pantoténico del vino varía entre los 0,05 gramos a los 1,2 gramos por litro.
Otras vitaminas del vino
Además de los micronutrientes que hemos mencionado, el vino cuenta con otras vitaminas del complejo B muy importantes para el organismo, que aunque se encuentran en menor medida en el vino, también suponen un beneficio. Entre ellas podemos encontrar las siguientes:
- Vitamina B3: al igual que el resto de vitaminas del grupo B, la vitamina B3 o niacina colabora en las funciones del sistema nervioso y del sistema digestivo. Además, participa en la producción de las hormonas sexuales y en la reparación del ADN.
- Vitamina B6: también llamada piridoxina, la vitamina B6 contribuye a fortalecer el sistema inmunitario, pues ayuda en la formación de anticuerpos. Así mismo, ayuda a mantener una adecuada función neurológica y la glucosa equilibrada.
- Vitaminas B7 y B8: a menudo considerada la “vitamina de la belleza”, la biotina se caracteriza por su influencia en el mantenimiento del cabello, las uñas y la piel y también la puedes encontrar en el pescado, el huevo o los cereales integrales.
- Vitamina B9 o ácido fólico: es popular por su estrecha relación con el embarazo, entre las funciones de la vitamina B9 también se encuentra su contribución en la formación de glóbulos rojos. Podemos encontrarla en el vino en pequeñas cantidades.
- Vitamina B12: la cianocobalamina y cobalamina cuenta con un papel especialmente relevante, pues más allá de cooperar en la conservación del sistema nervioso central, facilita la formación de glóbulos rojos e interviene en la integridad celular.
Como hemos podido observar, y en comparación con el mosto, las vitaminas del vino se encuentran presentes en esta bebida en concentraciones muy variadas. Sin embargo, para cubrir la cantidad diaria recomendada, deberás sumar alimentos de calidad, como frutas y verduras.
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