Si somos buenos aficionados al vino es muy posible que en los últimos años hayamos percibido una creciente oferta de vinos que se denominan como artesanales. Pero, ¿acaso no todos los vinos lo son? La respuesta rápida es que no del todo.
Si bien el proceso de elaboración del vino es un trabajo que, en esencia, sigue siendo el mismo desde hace milenos —un proceso basado en la capacidad de ciertas levaduras de fermentar el mosto de la uva y de convertirlo en vino— lo cierto es que las técnicas de vinificación y viticultura sí que han evolucionado enormemente en los últimos 200 años. Sobre todo en el último siglo, en el que los procesos de producción industrializados, así como la aparición de las Denominaciones de Origen y de los Consejos Reguladores, han contribuido a estandarizar las condiciones de elaboración del vino y a unificar los criterios de calidad.
Y con todo, aún es posible distinguir entre vinos elaborados de la manera convencional más extendida en la actualidad y otros vinos que podríamos considerar como artesanales. Vinos, estos últimos, elaborados en base a unos métodos de producción menos tecnificados, más vinculados a lo local y que se obtienen en partidas de producción y comercialización más pequeñas.
[pswp_products ids=»401,460,2025″]Así, hoy vamos a intentar aclarar qué entendemos que es un vino artesanal. Y para ello, vamos a conocer cuáles son los principales criterios de elaboración, las principales características y otros requisitos que deben cumplir estos vinos artesanales para poder ser considerados como tales.
¿Qué es un vino artesanal?
Desde un punto de vista técnico, en nuestro país todavía no existe un consenso oficial o un marco legal definido bajo el cual recoger a los vinos artesanales. Así, la definición más precisa a la que podemos aproximarnos en la actualidad no deja de ser una definición casual extraída por el uso generalizado más extendido del término.
En este sentido, podríamos entender como vinos artesanales aquellos vinos obtenidos mediante procesos de elaboración en los que se minimiza la utilización de medios industrializados. También suelen ser vinos producidos en tiradas limitadas, ya que al prevalecer los trabajos manuales sobre el uso de maquinaria automatizada para la realización de labores como el despalillado o el prensado de la uva, la producción no puede llegar a ser tan exhaustiva como en el caso de la elaboración de los vinos convencionales al uso.
En la misma línea, en la elaboración de vinos artesanales se simplifica, por lo general, el nivel de tecnificación de los procesos de cultivo, de los trabajos enológicos, así como de las tareas de comercialización, distribución y logística.
Así pues, aunque como decimos, no hay un marco legal que recoja la denominación de vinos artesanales en España, sí que podemos entender como vinos artesanales otros tipos de vinos cuya elaboración específica sí viene recogida por la normativa vigente y por las normas marcadas por los diferentes Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen. Y así, podríamos equiparar como vinos artesanales los vinos de producción ecológica, los vinos naturales o los vinos biodinámicos.
¿Qué requisitos o características debe reunir un vino artesanal?
De todo lo anterior, podemos extraer una serie de características generales o de requisitos que podríamos esperar de un vino para poder considerarlo como vino artesanal.
De manera muy resumida, los requisitos que deberían reunir los vinos artesanales serían los siguientes:
- Son vinos producidos en base a criterios de calidad en lugar de cantidad. Por lo general, se hacen tiradas de botellas bastante pequeñas, lo que, por desgracia, hace que los costes de elaboración por unidad sean más altos, lo que repercute en precios de venta finales más elevados para el consumidor final. Aunque en nuestro país el número de botellas de las tiradas de vinos artesanales aún no está formalmente limitado, en otros países ya se define un número específico. Este es el caso, por ejemplo, de Argentina, en donde el número máximo de botellas producidas en una sola tirada para los vinos artesanales viene establecido por ley en un volumen no superior a 12 000 litros de vino.
- Son vinos vinculados muy estrechamente a la tierra donde se producen. En la producción de vinos artesanales se emplean habitualmente variedades de uva autóctonas de cada lugar, así como métodos de elaboración tradicionales de cada zona vinícola. Al igual que sucede en el caso de los vinos convencionales, muchos de los vinos artesanales pueden estar también adscritos a una Denominación de Origen, siempre y cuando cumplan con los criterios de viticultura y vinificación marcados por el Consejo Regulador correspondiente.
- Los métodos de cultivo, vendimia y vinificación no están tan industrializados como en el caso de los vinos de elaboración convencional. Se priman los trabajos manuales y el uso de maquinaria mecánica sencilla que no permite la producción en cadena. Esto se traduce, por ejemplo, en la realización de los trabajos de vendimia a mano. También de los trabajos de vinificación en bodega, como el despalillado, el prensado de la uva o las labores finales de embotellado y etiquetado. De la misma forma, se limita el uso de químicos en los trabajos del campo, como pueden ser el uso de fertilizantes o pesticidas industriales.
- Durante la elaboración de muchos de los vinos artesanales que podemos encontrar actualmente en el mercado se pretende la mínima intervención humana posible en el entorno natural y rural. Así, se busca que la producción de estos vinos sea lo más sostenible posible. Algo que afecta al uso de aditivos artificiales en los cultivos de la vid, como mencionamos en el punto anterior, pero también a todo lo relacionado con los trabajos realizados en bodega, así como de comercialización, logística y distribución del vino.
Como vemos, los vinos artesanales o vinos artesanos no dejan de ser vinos al uso. Si bien es cierto que su proceso de elaboración puede diferir en mayor o menor medida del llevado a cabo por las grandes bodegas, esto no implica que su calidad sea inferior, ni tampoco superior. Simplemente son vinos diferentes, en los que los productores artesanos pretenden elaborar un producto con una personalidad enológica muy concreta, que puede estar más o menos en línea con las tendencias de elaboración de vino más dominantes en el mercado.
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