Cualquier excusa es apropiada para disfrutar de un buen vino: una comida familiar, una quedada con amigos, una cita con nuestra pareja… Y, por qué no, también podemos disfrutar del vino estando solos. El único inconveniente de esta última opción, es que seguramente no nos terminaremos la botella y tendremos que guardar el resto. Pero, ¿cómo hacerlo correctamente para conservar el vino lo mejor posible?
Vamos a ver algunos consejos con los que podremos conservar el vino durante más tiempo una vez que ya hemos abierto la botella.
¿Por qué se estropea el vino?
El vino no deja de ser algo orgánico, y como tal, los procesos físicos y químicos ambientales hacen que este evolucione y se transforme. Esto puede ser algo positivo en algunas ocasiones. Pensemos, por ejemplo, en la propia evolución del vino en las barricas durante el proceso de crianza. Sin embargo, en otras ocasiones, estos factores ambientales pueden echar nuestro vino a perder. Algo que ocurrirá con mayor facilidad una vez que hemos abierto la botella, ya que el vino queda más expuesto a agentes externos.
Por lo general, nuestros mayores enemigos a la hora de conservar un vino una vez abierto van a ser 3: el contacto con el aire, el paso del tiempo y la temperatura.
El contacto con el aire
Cuando el vino se embotella, uno de los principales objetivos que se busca es el de evitar su exposición con el aire. El oxígeno presente en el aire inicia procesos de oxidación que, a la larga, terminan por convertir el vino en vinagre. Es cierto que un cierto grado de oxigenación es positivo en el momento de servir y degustar algunos vinos de cara a que estos “se abran”, y puedan expresar todos sus matices. Pero una exposición prolongada mermará la calidad del vino y sus propiedades rápidamente.
El paso del tiempo nos afecta a todos y el vino, por desgracia, no iba a ser menos
El paso del tiempo es también el que permite que un vino se desarrolle y evolucione durante sus estancias en barrica y en botella. Pero una vez abierta la botella, el tiempo va siempre en contra. Aun siendo lo más cuidadosos que podamos en nuestra labor de conservar el vino, este no aguantará en buenas condiciones más allá de unos días. Por ello, lo ideal es terminar la botella cuanto antes. Si puede ser en uno o dos días, mejor.
La temperatura
Una temperatura elevada acelerará los procesos de degradación y descomposición del vino que mencionamos más arriba. Por ello, de cara a la correcta conservación de una botella de vino abierta, el frío puede ser un buen aliado.
¿Cómo conservar el vino una vez abierta la botella?
Ninguna botella de vino va a durar para siempre (ni tampoco lo pretendemos, ya que el vino se elabora para ser disfrutado), pero sí que podemos alargar unos días su tiempo de vida útil cuando ya hemos abierto la botella siguiendo unos sencillos consejos.
1. Elegir el vino adecuado para la ocasión
Hay ocasiones en las que ya sabemos de antemano que no nos vamos a terminar una botella, pero aun así queremos disfrutar de un buen vino. Lo mejor para estos casos es que escojamos un vino que aguante mejor una vez abierta la botella. De manera general podemos fijarnos en algunas de sus características:
- Los vinos con más crianza suelen ser más delicados que los más jóvenes. Estos últimos aguantan mejor el contacto con el oxígeno y presentan un mayor grado de frescor y acidez, que les ayuda a conservarse mejor y a retrasar los procesos oxidativos.
- Los vinos blancos y rosados aguantan más que los tintos. Suelen ser vinos más jóvenes, frescos y de carácter más ácido que la mayoría de los tintos.
- A mayor cantidad de alcohol y azúcares en un vino, mejor se conservará una vez abierta la botella. Un vino dulce puede aguantar perfectamente un par de semanas una vez abierto.
- Los vinos con menos cuerpo y más ligeros toleran mejor el paso del tiempo.
- Si queremos que nuestro vino aguante, mejor evitar aquellos elaborados con la variedad de uva Pinot Noir, ya que suelen ser vinos especialmente complicados de conservar una vez abiertos.
2. No dejar abierta la botella mientras disfrutamos del vino
Al igual que en el punto anterior, si sabemos que no vamos a terminarnos la botella, es mejor que la cerremos después de servirnos. De esta manera minimizaremos el tiempo de contacto con el aire del vino restante.
3. Cerrar bien la botella
Como hemos dicho, abierta la botella, uno de los principales enemigos del vino es el oxígeno. Para reducir al mínimo la entrada de aire a la botella es imprescindible que esta esté bien cerrada. Para ello, podemos emplear el propio corcho de la botella, presionándolo de nuevo hacia adentro hasta asegurarnos de que no entra aire. En caso de que no podamos reutilizar el corcho, podemos utilizar un tapón especial para vino. Es importante que sea un tapón específico y de cierta calidad, ya que estará diseñado adecuadamente para proporcionar un cierre hermético.
4. Guardar la botella en el frigorífico
Al igual que el calor acelera los procesos físicos y bioquímicos responsables de que el vino se degrade, el frío sirve para ralentizarlos. Nuestra botella de vino se conservará mejor si la guardamos bien cerrada y dentro del frigorífico. En cualquier caso, si la dejamos a temperatura ambiente, debemos buscar un lugar fresco y seco, siempre a menos de 21-22 ºC.
5. Evitar cambios bruscos de temperatura
También debemos intentar evitar que el vino experimente cambios de temperatura repentinos y bruscos (por ejemplo, si lo sacamos de la nevera y lo dejamos cerca de los fogones). Para que el vino esté a una temperatura óptima en el momento de ser consumido, lo ideal es que lo saquemos del refrigerador un par de horas antes de servirlo. De esta manera irá regulando poco a poco su temperatura y adaptándola a la ambiental.
6. Conservar la botella en posición vertical
Mientras que las botellas cerradas se conservan en horizontal, para evitar que entre aire en el interior del recipiente. En el caso de las botellas abiertas es mejor guardarlas en vertical. Esto se hace porque en esta posición la superficie de líquido en contacto con el oxígeno del interior de la botella es menor.
7. Evitar excesivo movimiento
Seguramente nadie vaya a utilizar un par de botellas de vino abiertas a modo de maracas, pero no está de más recordar que cuanto menos movimiento experimente el vino, mejor para su correcta conservación.
8. Trasvasar el vino a una botella más pequeña
Un buen truco para reducir al máximo el contacto con el aire es el de pasar el vino sobrante a una botella de menor tamaño que la original. Cuanto más llena quede la botella, menor superficie de contacto entre vino y oxígeno.
9. Evitar el contacto con la luz
¿Alguna vez te has preguntado por qué las botellas de vino son casi siempre de color verde? Pues por dos motivos. El primero de ellos es que producir vidrio de color verde es mucho más económico que purificar el vidrio para hacerlo transparente. El otro motivo, es que el color verde oscuro de las botellas protege mejor el vino de los efectos perjudiciales de la luz. La luz, especialmente la luz solar y, más concretamente, los rayos ultravioletas, tienen efectos perjudiciales para el vino. La luz favorece los procesos de degradación del vino y la pérdida de sus características organolépticas. Existe incluso la llamada “enfermedad de la luz”, que se refiere al efecto que los rayos lumínicos tienen sobre la Vitamina B2 (la riboflavina), una proteína especialmente fotosensible, que en contacto con la luz se degrada y propicia una pérdida de calidad y cualidades en el vino. Por eso, además de por el frío, es bueno que guardemos nuestras botellas abiertas dentro del frigorífico (tranquilos, la luz se apaga al cerrar la puerta).
10. Usar utensilios especiales
La tecnología al rescate. Actualmente podemos encontrar en el mercado diferentes utensilios diseñados para la correcta conservación del vino una vez que abrimos una botella. Algunos de los que mejor funcionan son las bombas de vacío, que sirven para extraer gran parte del aire que queda en el interior de la botella abierta; o los aerosoles de gases inertes (como por ejemplo el argón) que presentan una densidad mayor que el aire, por lo que al ser introducidos en la botella, crean una barrera entre el vino y el oxígeno.
Con estos 10 consejos seremos capaces de conservar nuestras botellas de vino abiertas durante más tiempo y en buenas condiciones para su consumo. Aunque como recomendación extra y a modo de cierre de este artículo, nuestro último consejo es que una vez abierta la botella, busquemos a alguien que nos ayude a terminarla. Porque nunca hay vino de sobra, sino que falta gente.
«No dejar abierta la botella mientras disfrutamos del vino». Clásico. Tuve una pequeña discusión con los amigos en la última cena porque pedí que, por favor, no la dejaran abierta y todos me señalaron como «sibarita». En fin…