fbpx

Aquí va una de refranes con vino. Dichos que seguro ya utilizaba tu abuelo en su época, porque él sí que sabía todo lo que se puede llegar a expresar con una frase corta.

El vino es, con seguridad, la bebida más íntimamente ligada a la historia del ser humano. Ha estado presente en la vida de las personas desde tiempos inmemoriales y ha formado parte de las tradiciones culturales y gastronómicas de infinidad de civilizaciones, que lo han considerado un regalo de los dioses y un néctar propio de reyes. No es de extrañar, por lo tanto, que también haya pasado a ser objeto de la perspicacia popular y que gran parte del conocimiento que, generación tras generación, se ha reunido sobre él, haya quedado plasmado, negro sobre blanco, donde suelen terminan estas cosas: en el refranero. Así pues, hoy, vamos a repasar algunos de los dichos más conocidos sobre esta bebida milenaria. Y es que, ¿acaso puede haber algo más descaradamente clásico que un refrán sobre el vino?

[pswp_products ids=»422,2010,466″]

6 refranes populares con vino

1. Al pan, pan, y al vino, vino

Este refrán, que todos hemos pronunciado alguna vez en la vida, está hecho a la medida de aquellos a los que nos gusta hablar claro, sin rodeos, vaya, sin andarnos por las ramas. Porque, aunque nos pirra la literatura clásica, ese dilema del ser o no ser no pega demasiado en nuestra vida diaria. Lo cierto es que expresiones parecidas a esta existen en casi todas las lenguas del mundo, lo que nos lleva a pensar que amantes de llamar a las cosas por su nombre hay en todos los países. Su origen en castellano es difícil de precisar. Unos lo asocian con los símbolos de la eucaristía católica y otros creen que procede de los barrios en los que convivían cristianos y judeoconversos en los siglos XV y XVI. Quizás tampoco haya que darle más vueltas al asunto y, siguiendo los consejos del sabio de Ockham, nos baste con quedarnos con que, simplemente, se oyó por primera vez en algún lugar de nuestro país, hace ya bastante tiempo. Algunos le añaden la coletilla: … y el gazpacho con pepino, para remarcar aún más su significado. Y es que, vamos a ver, un buen vino es un buen vino, aquí y en Lima, ¿o no? Pues eso: las cosas claras, el chocolate espeso y el vino… Bordón. Y al César lo que es del César.

2. De tal cepa, tal vino

Seguro que también habéis escuchado alguna vez este refrán (o alguna de sus variantes), que se utiliza para expresar el parecido entre padres e hijos. Su sentido puede ser tanto positivo como negativo, aunque, nos da en la nariz, que la mayoría de las veces se emplea con este último, es decir, cuando los hijos presentan los mismos defectos que sus progenitores. Las versiones que existen son innumerables, desde las que tienen al mundo del vino como protagonista (de tal cepa, tal sarmiento; de tal parra, tal racimo; de tal vino, tal vinagre…), a la, probablemente, más extendida de todas: de tal palo, tal astilla. También hay muchas otras que vienen a significar lo mismo y que seguro has escuchado más de una vez: de casta le viene al galgo; la cabra tira al monte; quien lo hereda, no lo hurta; o así la madre, así la hija y así la manta que las cobija. También, como no, existen las versiones en sentido contrario: De padre santo, hijo diablo; de buena cepa mal sarmiento; de abuelos nobles, ruines nietos… Pues ya tienes alternativas para largo.

3. Bueno es el vino cuando el vino es bueno

Aunque, a primera vista, este refrán parezca una simpleza, lo cierto es que lleva más razón que un santo (y aquellos que alguna vez han probado un mal vino lo saben bien). La frase completa es la siguiente: Bueno es el vino cuando el vino es bueno; pero si el agua procede de una fuente cristalina y clara…, ¡prefiero el vino al agua! Según las leyendas, la dijo por primera vez un aguador anónimo al que, ese día, habían venido a visitar las musas. El pobre debía de llevar horas cargando agua de acá para allá, bajo un sol de justicia, cuando, en un momento de inspiración, mientras descansaba un instante para limpiarse las gotas de sudor que le caían por la frente, se le vino a la cabeza y la soltó. La duda que nos queda es… ¿habría dicho lo mismo si hubiese estado cargando vino y no agua? Ahora bien, ya puestos a darle réplica: ¿Y por qué tenemos que preferir el agua al vino o el vino al agua, pudiendo disfrutar de ambos? Una horita de deporte, siempre con agua abundante para hidratarnos, una ducha caliente y, ya en modo relax, una copita de Bordón, el clásico más descarado de Rioja.

4. Estar entre Pinto y Valdemoro

Sí, lo sabemos, ahora es cuando estáis pensando… ¿y qué tiene que ver esto con el vino? Pues lo cierto es que, aunque este dicho se emplea con aquel que está algo perdido o entre dos aguas, su origen tiene al vino como protagonista. Y es que, al parecer, en Pinto y Valdemoro, dos pueblos de las cercanías de Madrid cuyos términos están separados por un arroyo, se elaboraban los mejores vinos de la zona como demuestra este otro refrán: Vino tinto, si no lo hay de Valdemoro, démelo Pinto. Así pues, en un principio, la expresión estar entre Pinto y Valdemoro significaba encontrarse achispado, es decir, en un estado entre normal y borracho, que era como seguramente estuvieran los que, habiendo ya probado los vinos de Pinto, se iban ahora a por los de Valdemoro, y, al contrario, los que habiendo catado ya los de Valdemoro, querían comprobar si era cierta la buena fama de los de Pinto.

5. La uva tiene dos sabores divinos: como uva y como vino

Negras, moradas, púrpuras, blancas, rosadas, amarillas…, la llaman la fruta de las mil caras, la de los mil sabores… las uvas. Se pueden comer solas o acompañadas, mojadas en vino, con pan, con chocolate. Incluso algunos dicen que, con queso, saben a beso. Desde tiempos inmemoriales el ser humano las ha cultivado y ocupan un lugar especial en la cultura de infinidad de pueblos. Son antioxidantes y bajas en calorías, contienen vitaminas y minerales que nos son esenciales y, además, de su cuerpo se obtiene el vino, el elixir de la vida. ¿Se le puede pedir más a una fruta? Y es que, pudiendo disfrutar de los infinitos matices y sabores que nos proporcionan las uvas, ya sea en su forma sólida o líquida, lo que no podemos hacer nunca es lo que aquel comensal, que tras ver cómo le servían un racimo de uvas de postre, le dijo, con mucha calma, al camarero: “Amigo, yo no tengo por costumbre tomar el vino en píldoras”.

6. Beati hispani quibus vivere est bibere

Ya como despedida, nos gustaría añadir este dicho latino que quizás no sea tan popular como otros que hemos visto, pero cuyo origen es tan curioso que merece la pena comentarlo aquí. Su traducción literal sería: Felices los españoles para los que vivir es beber, y ha llegado hasta nosotros porque Plinio el Viejo lo incluyó en uno de sus libros. Pero lo más curioso de esta expresión es que su auténtico significado tiene que ver con la similitud entre vivere (vivir) y bibere (beber). Parece ser que, ya en aquella época, a los habitantes de Hispania les costaba diferenciar entre la b y la v, lo que, las más de las veces les ocasionaba algún malentendido y las menos, como en este caso, que los tacharan de borrachos. Para mí, si algo se puede sacar en claro de todo esto, es que nuestro buen amigo Plinio nos acaba de confirmar que, incluso a nuestros antepasados más lejanos, ya les gustaba disfrutar de la buena vida.

[pswp_products ids=»422,2010,466″]

Bodegas Franco-Españolas

Bodegas Franco-Españolas es una de las grandes bodegas de Rioja. Con nuestros 125 años de historia, continuamos siendo un referente a la hora de hablar sobre el mundo del vino.