Estaréis de acuerdo conmigo que hay pocas cosas que se disfrutan más que una buena copa de vino. Y es que precisamente hacerlo ante un entorno único, rebosante de historia, estimulando los sentidos y dejando volar, unos cuantos segundos, la imaginación, convierte esta experiencia en un momento enmarcado para el recuerdo.
En esta ocasión, os propongo un viaje por toda la geografía nacional para proponeros unos cuantos lugares descaradamente clásicos donde saborear como en ningún otro sitio, una siempre bien agradecida copa de vino.
Madrid – Plaza Mayor
Siempre he pensado que la Plaza Mayor de Madrid es el latido más puro de la capital. Con más de 400 años sobre sus espaldas, lo que empezó siendo un improvisado mercado ubicado extramuros se fue convirtiendo con el caer de los años en el termómetro social de la ciudad. Ejecuciones, corridas de todos, mercadillos de navideños y hasta 3 incendios. No ha habido tipo de evento que no se haya celebrado aquí pero hoy ya sólo habita en ella su faceta más turística, con sus decenas de terrazas y artistas callejeros. Imposible no pasar por ella y fijarse en los coloridos frescos de la Casa de la Panadería y en las bases de las farolas, donde unos bajorrelieves, nos cuentan la historia de este lugar.
A Coruña – Plaza de María Pita
Cambiamos de comunidad, pero no de elemento urbano, y nos trasladamos a la acogedora ciudad de A Coruña. Allí nos espera un inmenso recinto, de aires clásicos y casi literarios, como la Plaza de María Pita.
Nuestros ojos, ante sus más de 10.000 metros cuadrados de superficie es posible que se vean abrumados, pero tarde o temprano se detendrán en el colosal edificio que la preside, sede del Ayuntamiento de la ciudad. Esta plaza, que nació en 1877 como resultado del derribo de las murallas de la ciudad, recibe su nombre por la heroína coruñesa María Pita, cuya escultura vemos en el centro de la plaza.
Disfrutar de una copa de vino en un entorno único, rebosante de historia, estimulando los sentidos y dejando volar, unos cuantos segundos, la imaginación, convierte esta experiencia en un momento enmarcado para el recuerdo.
San Sebastián – Peine de los Vientos
¿Te imaginas saborear de una copa de vino mientras observas como la fuerza de la naturaleza se agita ante tus ojos, fusionándose al mismo tiempo con el arte? Es la opción que te propongo en la bellísima ciudad de San Sebastián, en el conocido Peine de los Vientos. En esta localidad vasca, en uno de los extremos de la playa de Ondarreta nos esperan tres esculturas de Eduardo Chillida de más de 10 toneladas d peso cada una. Ubicadas en un lugar estratégico, donde las olas del Cantábrico rompen y el mar desata su furia, aquí naturaleza y arte se entremezclan produciendo un espectáculo único.
Logroño – Calle Ruavieja
En este cautivador tour por nuestra geografía y el vino no podía faltar bajo ningún concepto la capital vinícola por excelencia, Logroño. En esta ocasión no quiero ir a lo fácil, y mencionaros la más que consabida Calle Laurel y optaré por otra vía con más peso histórico y de la misma carga de tradición. Y es que, si estamos hablando de lugares con historia este la tiene ¡Y mucha! Estamos hablando de una de las calles más antiguas de Logroño, famosa por su gran vínculo con el vino y es que en ella se llegaron a contabilizar hasta 50 bodegas. Aquí siglos atrás vivieron las grandes fortunas de la capital riojana, como demuestran los numerosos escudos de armas que desfilan por sus fachadas. En ella nos encontramos con la linterna octogonal de la Iglesia de Santa María de Palacio, uno de los elementos más característicos y originales del ‘skyline’ logroñés.
Santillana de Mar – Casco Viejo
Pocos sorbos de vinos más evocadores para el viajero que el que se pude degustar en cualquier rincón del corazón de la hermosa Santillana del Mar. Esta localidad cántabra nos sumerge en un viaje al pasado merced a sus calles empedradas de notables aires medievales. Considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, caminar por él es un desfile de elementos como la Torre del Merino, el Palacio de los Villa o la Colegiata de Santa Juliana. Camina, observa y siéntate en una de sus numerosas terrazas, saborea tu copa mientras contemplas un entorno único y de postal.