Logroño es una de las ciudades de referencia cuando se habla de vinos a nivel nacional y a nivel internacional. Y es que, como capital de La Rioja, región de gran tradición vinícola, Logroño es uno de los mejores destinos para todos los amantes del enoturismo.
Si estás pensando en hacer una escapada y quieres aprender un poco más sobre el mundo del vino en una ciudad en la que no faltan opciones gastronómicas, culturales y de ocio, aquí te vamos a contar cuáles son esos planes imprescindibles para los aficionados del enoturismo en Logroño.
1. Ruta de tapeo por la zona de La Laurel
La calle Laurel de Logroño es una de las calles más famosas de toda España y lo es por una razón muy relacionada con el tema que nos atañe aquí. En todas las ciudades españolas hay una calle o una zona típica de tapeo y la capital riojana no es una excepción.
Para todos aquellos que deseen disfrutar de unos buenos vinos con pinchos y tapas de toda la vida, la zona de La Laurel, que comprende las calles Laurel, travesía del Laurel, Albornoz y San Agustín, es el lugar obligatorio en Logroño. Con más de cien años de historia, y un montón de bares históricos especializados en diferentes pinchos, siempre regados con vinos Rioja, se puede decir que una ruta por aquí es un buen comienzo para conocer la idiosincrasia de la ciudad.
Como decíamos antes, la calle Laurel no es la única que se puede visitar para ir de tapeo o practicar el enoturismo en Logroño. A su lado también hay otras calles bien nutridas de bares con vinos y pinchos, como la calle Albornoz y San Agustín o, si se prefiere algo menos turístico y más local, la calle San Juan, muy cerca de la Catedral e igualmente idónea para tomar algo o comer.
2. Un tratamiento de vinoterapia
La salud y la belleza tienen sus vínculos con el mundo del vino y, durante tu escapada a Logroño, también puedes darte un capricho y mimarte un poco en este sentido. Como tierra vinícola por excelencia, los spas de Logroño tienen en cuenta al vino y las uvas en algunos de sus tratamientos, y qué mejor sitio que este para probarlos.
La uva tiene propiedades muy beneficiosas para la salud. Entre ellas, mejora la hidratación de la piel y ayuda en la lucha contra el envejecimiento. Por lo que, si a esto le añades que vas a estar en un entorno lleno de atenciones, masajes y baños, no podrás negar que la vinoterapia es una opción ideal para incorporar en cualquier plan relacionado con el enoturismo en Logroño.
3. Visita a Bodegas Franco-Españolas
Nuestras bodegas son las únicas que se encuentran en el centro histórico de Logroño, así que no puedes dejar de visitarnos para sumergirte por completo en el proceso elaboración y crianza del vino.
¿Qué te apetece hacer? Podrás realizar una visita guiada con cata y aperitivo, una visita gourmet o una visita con comida, entre otras opciones.
4. Otras visitas culturales en Logroño
Si vas a pasar unos días en Logroño, también tendrás tiempo y ganas de alguna alternativa cultural. Una de las visitas más recomendadas es el Museo de La Rioja, opción imprescindible para los amantes de la pintura y la escultura clásicas.
Este museo está ubicado en un palacio del siglo XVIII que fue residencia del general Espartero, y alberga una gran colección de obras de arte desde la Edad Media hasta la Contemporánea, entre las que destacan sobremanera las llamadas Tablas de San Millán.
Además de esta, otras de las visitas más populares para los que hacen turismo en Logroño son la Concatedral de Santa María La Redonda, desde donde se puede recorrer también la famosa calle Portales, y el Puente de Hierro que, como su nombre bien indica, está hecho de este material y con el estilo típico de los años posteriores a la Revolución Industrial. Además de bonito y de ser un lugar perfecto para hacer fotos, el Puente de Hierro de Logroño cruza el río Ebro y desemboca justo frente a las Bodegas Franco-Españolas, por lo que te caen de paso en tu ruta.
Puedes descargarte aquí el mapa de los puntos más emblemáticos de Logroño y descubrir con qué otras actividades puedes completar tu escapada a Logroño.
*Foto de cabecera. Autor: Mario Carvajal