Con la fase olfativa de una cata de vino llega el momento en que todos tenemos que poner en funcionamiento nuestra pituitaria para identificar los aromas que emanan de la copa de vino que estamos catando. Se trata de una fase de la cata del vino muy importante ya que además, contribuye a una mejor apreciación de la fase gustativa, pues el olfato y el gusto son sentidos que se encuentran muy relacionados entre sí.
Esta fase puede entrañar para muchos algunas dificultades, sobre todo si nuestra nariz no está entrenada o acostumbrada a analizar aromas de vinos. Pero no te preocupes, porque es cuestión de tiempo y paciencia. Así que acerca tu nariz a la copa, cierra los ojos y respira. ¿Identificas alguno de los aromas que se desprenden de tu copa de vino? Comienza a ejercitar tu memoria olfativa y piensa a qué te recuerdan los olores que aparecen en el vino. Nosotros te ayudaremos a que esta fase te resulte más sencilla con la siguiente guía sobre los aromas del vino.
¡Descubre los aromas de nuestros vinos!
[pswp_products ids=»422,1947,2011″]Aromas del vino
Gracias a la fase olfativa, podemos obtener información muy valiosa sobre el vino que estamos catando, ya que con los datos que podemos recopilar a lo largo de esta etapa conoceremos mejor ciertas características del vino, contemplaremos posibilidades de maridaje, así como advertiremos si se encuentra en mal estado.
Pero antes de comenzar con la fase olfativa del vino, es importante destacar que existen distintos tipos de aromas en el vino, en función del momento durante el que se hayan originado. Así, podemos encontrarnos con:
Aromas primarios
Se dice de aquellos que provienen de la propia uva con la que ha sido elaborado el vino. Por ello, están estrechamente ligados con la variedad o variedades de uva que se han empleado en la elaboración del el vino en cuestión, la madurez de las mismas…
Por tanto, se trata de los primeros aromas que aparecen cuando acercamos nuestra nariz a la copa.
Para identificarlos correctamente, es conveniente que inclinemos la copa unos 45º (pues de esta manera aumentará la superficie de vino que está en contacto con el aire).
Dentro de esta primera categoría de aromas, podemos identificar los siguientes:
- Frutales: el aroma del vino evoca recuerdos a frutas. Pueden ser aromas a cítricos, maracuyá y otras frutas exóticas, frutos rojos, manzana, pera, melocotón, albaricoque, etc.
- Florales: aquí el aroma del vino tiene notas que recuerdan a la fragancia de las flores. Algunos ejemplos son: jazmín, violeta, lila, rosa, azahar, acacia, etc.
- Minerales: nos referimos a los aromas relativos al terroir en el que se ha desarrollado la cepa. Aquí podemos hablar de aromas a tiza, yodo, sílex, grafito, nafta, etc.
- Vegetales: algunos ejemplos son el heno, hinojo, pimiento verde, menta, tomillo, trufa, café, hojarasca, tomillo, laurel, anís, etc.
Las variedades clásicas de Rioja aportan, principalmente, los siguientes aromas:
Aromas de variedades tintas:
- Tempranillo: frutas rojas y regaliz
- Garnacha: frutas silvestres, pimienta, heno
- Mazuelo: notas de plátano, hierbas, minerales
- Graciano: frutos negros.
Aromas de variedades blancas:
- Viura: florales
- Tempranillo blanco: plátano, cítricos y frutas tropicales
- Verdejo: hierba de monte bajo con toques afrutados
Por ejemplo, nuestro Bordón Crianza en esta fase olfativa destaca por presentar unos aromas primarios frutales a frambuesa y regaliz. Otro ejemplo lo encontramos en el Diamante Verdejo que desprende aromas a hierba recién cortada, heno y manantial, también aparecen recuerdos a frutas ácidas y exóticas.
Aromas secundarios
Son los que se forman durante el proceso de fermentación alcohólica o maloláctica del vino. Para apreciarlos, es conveniente que agitemos lentamente la copa con movimientos circulares, ya que de esta manera se intensificarán los aromas del vino debido al intercambio de de fluidos que se produce entre el interior de la copa y la superficie.
En esta categoría de aromas, distinguimos:
- Fermentación: son aromas derivados de la fermentación alcohólica. Aquí aparecen aromas que evocan recuerdos a levadura, corteza y miga de pan, bizcocho, galleta, bollería, etc.
- Lácticos: se trata de aromas derivados de la fermentación maloláctica. Algunos ejemplos son los aromas a mantequilla, leche, yogur, queso fresco, etc.
- Amílicos: barniz, caramelo, laca de uñas, plátano, etc.
Aromas terciarios
Aquellos que se obtienen de la fase de envejecimiento del vino. Para que podamos identificarlos con mayor precisión también será necesario agitar la copa (pero esta vez con mayor intensidad) con movimientos circulares contrarios a las agujas del reloj.
Los aromas terciarios también reciben el nombre de bouquet, y solo aparecen en los vinos que han sido sometidos a un proceso de crianza y posterior envejecimiento. Por tanto, podemos decir que los vinos jóvenes carecen de bouquet.
Aquí encontramos aromas como los siguientes:
- Madera: incienso, tostados, balsámicos, pino, madera, cedro, roble, etc.
- Empireumáticos: cacao, café, cuero, pan especiado, avellanas y almendras tostadas, cuero, etc.
- Especiados: laurel, ahumados, canela, pimienta, vainilla, coco, nuez moscada, clavo, etc.
Los aromas balsámicos son los característicos de nuestro vino Bordón Reserva, que destaca en nariz por sus aromas de buena intensidad y elegante clasicismo, fruta roja en sazón, confitura, toffe, chocolate y cacao, hierbas aromáticas, cedro, especiados, etc. También aquí podemos hablar del Bordón Gran Reserva (complejo en nariz, buena intensidad, balsámico, especiado, cueros, tabaco, todo ello sobre un agradable fondo de fruta escarchada) y el Bordón Crianza (que expresa en nariz marcadas notas de frutas rojas con toques de regaliz y ahumados).
En definitiva, el mejor truco para estimular tu sentido del olfato en relación con el vino está en probar diferentes tipos de vino, de crianza y denominaciones de origen variadas, algo que te ayudará a aumentar tu catálogo de aromas y te permitirá conocer mejor los vinos que cates a partir de ahora.