La práctica del enoturismo ha cogido fuerza y se ha puesto de moda en los últimos años. Cada vez son más los planes de ocio y actividades que pueden realizarse en torno al vino: cursos sobre enología, catas, visitas guiadas a bodegas… Si queremos disfrutar de una escapada enológica de fin de semana perfecta, nuestro mejor destino será La Rioja, tierra de vino por excelencia. En los pueblos y paisajes de La Rioja podremos disfrutar de la naturaleza, de un inmenso patrimonio histórico cultural y, como no podía ser de otra manera, del vino y de una de las mejores gastronomías de España.
Hoy proponemos 8 actividades que no podemos perdernos en nuestra escapada enológica de fin de semana a La Rioja. ¡Comenzamos!
1. Visitar una bodega
La Rioja es una tierra unida por el vino de forma inseparable. Por ello, una de las mejores formas de conocer la herencia histórica y cultural de la región es a través de la visita a una de las más de 500 bodegas que hay en la comunidad autónoma. De ellas, 80 ofrecen visitas turísticas guiadas, en las que podremos conocer de primera mano los procesos de elaboración y crianza de los vinos de La Rioja. Nosotros os invitamos conocer las Bodegas Franco-Españolas, enclavadas a orillas del Ebro en su paso por la ciudad de Logroño. Una Bodega con más de 127 años de historia en la que compartiremos juntos nuestra pasión por el vino.
2. Realizar una cata
En toda escapada enoturística que se precie no puede faltar una cata de vinos. También en las propias bodegas de la región o en restaurantes y otros establecimientos hosteleros podemos disfrutar de una cata de vinos.
A través de esta práctica, podremos aprender a apreciar todos los matices que ofrece un buen vino, así como a diferenciar sus principales características a través de nuestros sentidos. Vista, olfato y gusto al servicio del placer del vino.
Si quieres disfrutar de la gastronomía y ambiente riojanos no olvides acercarte a la Laurel, una zona que abarca las calles Laurel, San Agustín, San Nicolás o San Juan, en pleno casco antiguo de Logroño.
3. Disfrutar de un menú de maridaje
La tradición gastronómica de La Rioja es otro de los grandes alicientes para visitar la región. A través de la mesa conoceremos los mejores productos de las huertas riojanas; los caparrones coloraos, elaborados con chorizo de la tierra; el patorrillo o las chuletas al sarmiento. Una experiencia imprescindible para entender la personalidad de los vinos de La Rioja. Si buscamos algo más moderno, nada mejor que un menú de maridaje elaborado con el vino como ingrediente protagonista.
4. Recorrer la Laurel de Logroño
Otra manera perfecta de empaparnos de la gastronomía y ambiente riojanos es a través de un recorrido por la zona conocida como la Laurel, que abarca las calles Laurel, San Agustín, San Nicolás o San Juan, en pleno casco antiguo de Logroño. En torno a estas calles se estructura la zona de pinchos por excelencia de la ciudad. Un recorrido en el que encontraremos más de 60 bares y restaurantes en los que disfrutar de las tapas más típicas: champiñones, setas, patatas bravas, oreja… acompañadas por un buen Rioja.
5. Conocer Haro
Pero no se puede conocer a fondo La Rioja y su tradición vitivinícola sin visitar algunos de sus pueblos. Entre ellos, destaca la localidad de Haro, a poco más de 40 kilómetros de Logroño. Un pueblo representativo de la riqueza histórica, cultural y arquitectónica de La Rioja. En Haro encontraremos monumentos como el edificio del Ayuntamiento, de 1769, con sus soportales repletos de barricas de vino; el Palacio de los Condes de Haro, del siglo XVI; o la Basílica de Nuestra Señora de la Vega, erigida a principios del siglo XVIII en honor a la patrona del municipio. La mejor fecha para visitar Haro, el 29 de junio, en plenas fiestas patronales, más concretamente en el día de San Pedro. Si nos encontramos en Haro este día, no podemos perdernos la Batalla del Vino: alrededor de 10.000 personas “luchando” con el vino como arma arrojadiza. Un auténtico espectáculo declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional.
6. Visitar San Vicente de la Sonsierra
En San Vicente de la Sonsierra podremos contemplar una muestra la diversidad de estilos arquitectónicos que se mezclan en la herencia histórica de La Rioja. La Basílica de Santa María de la Piscina, buen ejemplo del arte románico; o la Basílica de Nuestra Señora de los Remedios, de estilo Barroco; son paradas obligadas durante la visita a San Vicente. Los paisajes que rodean el pueblo, a los pies de la Sierra de Cantabria, son un marco ideal donde disfrutar de la naturaleza y de actividades al aire libre.
Foto: Josep Renalias
7. Escaparnos a Ezcaray
Ezcaray es otro de los municipios turísticos más importantes de La Rioja. En pleno entorno natural, a los pies de la Sierra de la Demanda, Ezcaray es el punto de encuentro ideal para la práctica de deportes de montaña: desde la práctica del esquí en la cercana estación de Valdezcaray (a tan solo 14 km del municipio), hasta la escalada, pasando por la práctica del senderismo o la bicicleta de montaña. Paisaje natural unido a un patrimonio arquitectónico e histórico y a una oferta gastronómica que bien justifican la visita por sí mismos.
8. Acercarnos a Laguardia, en la Rioja Alavesa
Otro de los pueblos que no podemos perdernos en nuestra escapada de fin de semana a La Rioja es el de Laguardia, esta vez en la Rioja Alavesa. La que fuese una antigua ciudad medieval guarda parte del encanto de ese tiempo en la actualidad. En nuestra visita a esta localidad no podemos dejar de ver la magnífica portada gótica de la iglesia de Santa María de los Reyes, la iglesia de San Juan Bautista o la muralla que rodea la ciudad.
Foto: Guillén Pérez
Aquí tenemos 8 magníficos planes que podemos hacer en nuestra escapada enológica a La Rioja. Una tierra llena de historia, arte, cultura, gastronomía y naturaleza. Cualquier excusa es buena para acercarse a disfrutar de esta tierra, de la hospitalidad de sus gentes y de sus vinos.